No es ningún secreto que dirigir una oficina de data e inteligencia en una entidad gubernamental es un trabajo difícil.

Esta función se enfrenta a numerosas presiones, tanto internas (principalmente en torno a la disponibilidad de data , la calidad y la preparación tecnológica) como externas (principalmente el cumplimiento). Aunque la oficina de data no es la "propietaria" de data, suele actuar como "custodio" y se espera que facilite el flujo de información y la creación de valor en la organización. De hecho, los ministros y líderes de las organizaciones gubernamentales miden en última instancia el éxito de sus oficinas de data por el grado en que la inteligencia adecuada está disponible para los responsables de la toma de decisiones y las partes interesadas adecuadas en el momento oportuno.

Además, el trabajo no viene con un manual de instrucciones y es muy contextual: lo que suele funcionar para un gran ministerio puede fracasar fácilmente en organismos reguladores más pequeños.

Sin embargo, a través de nuestro trabajo con organizaciones gubernamentales, hemos identificado 10 prácticas que distinguen a los líderes exitosos de data e AI en entidades gubernamentales del resto.

1) Sincronizan con la estrategia general de la empresa

Los líderes exitosos en data e inteligencia reconocen que lo que no se puede medir, no se puede gestionar, por lo que desarrollan iniciativas de Data e AI que se alinean con los objetivos generales de la entidad gubernamental para garantizar la relevancia, evitar la redundancia y maximizar el impacto. Colaboran estrechamente con los equipos de planificación estratégica para identificar formas de recopilar data sobre KPI difíciles y sus impulsores subyacentes. Además, comunican claramente cómo las iniciativas de AI impulsan los resultados en áreas clave como los servicios al ciudadano, las finanzas públicas y el desarrollo económico. Por último, revisan de forma proactiva y periódica el impacto y la alineación de los proyectos de data en relación con la estrategia general.

2) Van más allá para servir y colaborar con sus grupos de interés

Los líderes eficaces en data e inteligencia adoptan una mentalidad de servicio hacia sus interlocutores internos y externos, tratándolos como clientes. Entienden las necesidades y los retos de sus interlocutores y se alinean continuamente sobre cómo abordarlos juntos. Además, lanzan productos y servicios de autoservicio que facilitan, e incluso democratizan, el acceso a data y la inteligencia basándose en derechos predefinidos. Buscan proactivamente opiniones para medir la satisfacción de las partes interesadas y mejorar la oferta de servicios.

3) Son tecnológicamente agnósticos pero deliberados en sus elecciones tecnológicas.

Los mejores responsables de data e inteligencia son conscientes de que invertir en las herramientas o plataformas equivocadas puede conducir a errores costosos y a una escalabilidad limitada. Primero llevan a cabo una evaluación de las necesidades y un análisis del mercado para adaptar las tecnologías a los objetivos y necesidades de la organización. Involucran a equipos multifuncionales en el proceso de selección de tecnología para garantizar la usabilidad y la compatibilidad. Construyen arquitecturas modulares y escalables para mitigar los riesgos de dependencia. Por último, ponen a prueba las herramientas con despliegues a pequeña escala antes de implantarlas en toda la organización.

4) Dan prioridad a la adquisición, recopilación y disponibilidad de data

Los mejores líderes saben muy bien que data son el combustible de la Inteligencia Empresarial, el Aprendizaje Automático y la Inteligencia Artificial. Trazan un mapa de los data necesarios para la toma de decisiones y las operaciones y se esfuerzan por recopilarlos, ya sea de sistemas y fuentes primarios, bases de datos premium, asociaciones de data secundarios o fuentes disponibles públicamente. Crean catálogos de data centralizados para que los conjuntos de datos existentes sean más fáciles de encontrar y establecen una propiedad y una responsabilidad claras para cada fuente de data .

5) No toleran los problemas de calidad de data

Los mejores líderes reconocen que la mala calidad de data socava la confianza y conduce a una toma de decisiones errónea. Por ello, establecen controles y verificaciones de la calidad de data . Profundizan en la comprensión de las causas profundas de los problemas de calidad de data y encuentran soluciones a largo plazo. Además, ayudan a sus equipos a implantar controles de calidad automatizados para comprobar la exactitud, exhaustividad y puntualidad, y definen normas empresariales y técnicas para evaluar la coherencia, validez e integridad. Además, crean un equipo dedicado a la administración de data para abordar continuamente las deficiencias de calidad.

6) Resuelven problemas y aportan ideas valiosas.

Los mejores líderes en data e inteligencia reconocen que un insight bien elaborado tiene el poder de convertir la toma de decisiones en un proceso bastante sencillo. Por lo tanto, entienden que su papel no es sólo técnico, e invierten en comprender y estructurar los problemas empresariales. Los mejores líderes incluso encuentran proactivamente soluciones creativas aprovechando data y la inteligencia, y las comparten con sus interlocutores. Presentan sus soluciones con una potente narrativa y ofrecen resultados duraderos.

7) Forman equipos ágiles y multidisciplinares

Los líderes de éxito reconocen que son tan fuertes como los miembros más débiles de su equipo. Debido a la complejidad de data y las iniciativas AI , contar con diversos conjuntos de habilidades y un enfoque receptivo son "imprescindibles". Como resultado, estos líderes contratan a los mejores talentos en ciencia de data , ingeniería, análisis y diseño. Inculcan modelos de trabajo ágiles para permitir un desarrollo iterativo y una entrega más rápida de los casos de uso, al tiempo que promueven una cultura de aprendizaje a través de la actualización de conocimientos y la certificación.

8) Consideran la conformidad y la gobernanza en la fase de diseño, no después o como un proyecto secundario.

Los líderes célebres entienden que una gobernanza proactiva garantiza el cumplimiento de la normativa y minimiza los riesgos. Por ello, implican a los equipos de ciberseguridad, privacidad y cumplimiento desde las primeras fases del diseño del proyecto, integrando los principios de seguridad y privacidad por diseño en todos los flujos de trabajo AI . También mantienen una documentación exhaustiva para garantizar la preparación para auditorías y aprovechan las herramientas para realizar comprobaciones automatizadas del cumplimiento de los marcos del sector, así como de las normativas y estándares de las administraciones locales.

9) Incorporan a los socios adecuados sólo cuando y donde es necesario

Los mejores líderes evalúan primero si existe un déficit real de capacidades o recursos. De hecho, saben que las marcas por sí solas, sin la experiencia adecuada, harán poco para resolver los problemas fundamentales. Por ello, son selectivos a la hora de elegir a sus socios y sólo contratan a los que realmente pueden resolver esas carencias concretas. Además, garantizan sólidos mecanismos de transferencia de conocimientos y supervisan y evalúan continuamente a sus socios en función de su experiencia, adecuación cultural y logros hasta la fecha.

10) Muestran sus logros al nivel C

Los altos directivos saben que la visibilidad entre la alta dirección garantiza una inversión continuada y un apoyo de arriba abajo. Por ello, crean una cadencia de sesiones informativas ejecutivas para destacar los hitos clave y el retorno de la inversión. Presentan estudios de casos de uso y organizan jornadas de demostración para mostrar productos de éxito. También comparten lo que ha funcionado y lo que no. Por último, cuantifican los resultados (ahorro de costes, reducción de tiempo, etc.) y los vinculan a los objetivos estratégicos.

El papel de los líderes de data e inteligencia en las entidades gubernamentales es cada vez más crucial para el éxito general de la empresa. Al adoptar estos diez hábitos, los líderes de data e AI rompen los límites de la gobernanza tradicional y ofrecen resultados significativos y cuantificables tanto para el gobierno como para el público. La verdadera medida del éxito no reside únicamente en la sofisticación de la tecnología, sino en su capacidad para resolver problemas reales, aumentar la confianza de los ciudadanos y allanar el camino hacia una administración más inteligente y ágil.