Para lograr la neutralidad de carbono, el reto de las grandes empresas es, en primer lugar, hacer un seguimiento de su huella de carbono. Algunas grandes empresas han iniciado un cambio en la cultura del procesamiento de data para lograr la industrialización de este data, que es masivo, heterogéneo y raramente prioritario.
La emergencia climática se ha convertido en un problema de primer orden para nuestra sociedad. Los recientes acontecimientos, en particular la escasez múltiple y las repetidas olas de calor, no hacen sino confirmar la aceleración de las dificultades actuales y futuras que hay que superar. Hoy, muchas empresas europeas que cotizan en bolsa anuncian su compromiso con la transición climática. El 30% se ha comprometido realmente a reducir sus emisiones de carbono, pero se calcula que sólo el 5% de ellas está en vías de conseguirlo. No se trata de un ejercicio sencillo. Reducir las emisiones de manera sostenible requiere una medición precisa de su huella de carbono, para poder desarrollar acciones concretas. En Artefactcreemos que aprovechar todo el potencial de data es una baza importante para el éxito de este planteamiento.
Alcanzar la neutralidad en carbono con tres objetivos gracias a data
Tomemos el ejemplo del grupo Carrefour , para el que estamos realizando un encargo. La ambición de Carrefour es convertirse en el líder mundial de la transición alimentaria, en particular en el comercio electrónico. Uno de sus principales objetivos es conseguir que el comercio electrónico sea neutro en carbono de aquí a 2030. Para alcanzar estos objetivos, se han identificado tres grandes palancas de acción: reducir las propias emisiones de Carrefour, implicar a sus proveedores de servicios para que reduzcan sus emisiones y, por último, animar a sus clientes a adoptar comportamientos eco-responsables. Esta ambición, además de responder a la emergencia climática, tiene también un fuerte impacto económico. Hay que responder a las expectativas de los consumidores, cada vez más comprometidos, y anticiparse al endurecimiento del marco legislativo que se avecina, como la ecopuntuación que será obligatoria a partir de 2023 para determinados actores. Para hacer frente a estos retos, Carrefour entendió que era necesario disponer de una medida de la huella de carbono: hacer un inventario cuantificado del punto de partida, determinar el impacto de las iniciativas de reducción y poder comunicar tanto interna como externamente los éxitos, y también los retos venideros. Esta medida será la brújula de la trayectoria de neutralidad en 2030. Tendrá que cumplir los requisitos de fiabilidad y transparencia, y permitir la aplicación de medidas concretas.
El mayor reto de priorizar data
Gran parte de los esfuerzos del proyecto consistieron en recopilar una gran cantidad de data muy heterogéneos procedentes de múltiples fuentes (por ejemplo, el kilometraje data de los servicios de entrega o las emisiones de la infraestructura informática data), con el fin de orquestarlos y construir una medición consolidada de la huella de carbono. El objetivo es obtener una medición exhaustiva de todos los elementos de emisión de cada pedido individual. La principal dificultad de cualquier proyecto de este tipo es la complejidad de acceder a data que pueda utilizarse rápidamente. La mayoría de los grandes grupos ya han puesto en marcha importantes programas para gobernar mejor la data, abordando en primer lugar las cuestiones de calidad y accesibilidad. Estos programas suelen ser muy amplios y, obviamente, no pueden gestionar todos los data creados en un Compañia, a menudo muy grande. Es necesario dar prioridad a los dominios data más cercanos a la actividad principal, como las ventas, los proveedores o los consumidores data.
"Reducir tus emisiones de forma sostenible y duradera requiere que midas con precisión tu huella de carbono".
Por desgracia, data relacionado con el desarrollo sostenible rara vez se prioriza en este tipo de iniciativas, ya que los grandes grupos rara vez lo utilizan de forma industrial. Hoy en día, un equipo de expertos necesita varias semanas de proyecto para calcular una medición de la huella de carbono que suele ser estática. Es seguro que mañana todas las empresas tendrán que poder calcular esta huella de carbono en cualquier momento, del mismo modo que se exige a las empresas transparencia financiera.
El paralelismo con el mercado data
Podemos llevar el paralelismo más allá con la evolución del data del mercado. Hace diez años, el conocimiento de data en las grandes empresas era todavía limitado. Era territorio exclusivo de pequeños equipos dentro de los departamentos informáticos o digitales que trabajaban en casos de uso, sin capacidad para llevar su solución a escala. Hoy en día, la importancia de data se escucha en los comités ejecutivos de los grandes grupos, y se percibe como una prioridad estratégica a todos los niveles. Esta evolución ha sido, en los últimos diez años, el resultado de una toma de conciencia colectiva de la importancia de data, sobre todo a través de cuestiones geopolíticas y estratégicas, así como de las tensiones entre las grandes potencias y los grandes grupos tecnológicos. Esta toma de conciencia ha ido calando poco a poco en todas las organizaciones, incluso en las menos avanzadas en tecnología digital. Se ha visto acelerada por la llegada de las nuevas generaciones(millennials) a los puestos de decisión, que son conscientes de las cuestiones digitales desde su infancia.
Medir la huella de carbono de todas las actividades
Esta evolución no va sobre ruedas, y el uso de data no siempre da los resultados esperados, a menudo porque no se han sentado unas bases sólidas. Los grandes grupos han comprendido ahora la importancia de este trabajo fundamental y están lanzando numerosos programas sobre el tema. No cabe duda de que nos encontramos en una encrucijada en lo que respecta a la transición ecológica en las empresas. Las sucesivas catástrofes del verano de 2022 contribuyen a acelerar esta toma de conciencia, al tiempo que se incorpora al mercado laboral una nueva generación de trabajadores muy sensibilizada con estas cuestiones. Casi el 76 % de la generación Y sitúa la RSE por encima del salario en sus criterios de búsqueda de empleo y el 70 % está dispuesto a pagar hasta un 35 % más por un producto o servicio sostenible y bajo en carbono.
El mercado se encuentra todavía en esta fase: existe una fuerte voluntad de avanzar, pero a menudo hay que construir las bases necesarias para alcanzar estos objetivos de forma sostenible, algo que Carrefour ha comprendido bien. Por tanto, es crucial que las empresas se doten de las capacidades y herramientas a la altura de su ambición, en particular la medición de la huella de carbono de todas sus actividades. Esta medición debe industrializarse, calcularse en tiempo real, ser accesible e integrarse en todos los procesos empresariales. Por ejemplo, la huella de carbono podría integrarse en los presupuestos y utilizarse para evaluar el impacto de los nuevos proyectos, junto con los ingresos generados y los costes CapEx y OpEx asociados.
Consolidación de la gobernanza data
Una vez sentadas y consolidadas estas bases, las grandes empresas podrán aprovechar mucho mejor su data para acelerar su transición ecológica. Unas bases sólidas de data son un requisito previo fundamental para implantar soluciones AI a gran escala; lo mismo cabe decir de la transición ecológica, en la que AI desempeñará sin duda un papel una vez que se consoliden estos cimientos. A menudo resulta más atractivo hablar de AI que de la gobernanza de data , pero estoy convencido de que el éxito de estas iniciativas radica en la capacidad de avanzar en ambos frentes: generar impacto a través de iniciativas específicas, al tiempo que se sientan las bases adecuadas para sostener esos impactos.